sábado, 29 de febrero de 2020

Te presiento

Las chicharras pescan sueños
de Semana Santa.
El calor tuesta el cerebro,
donde Jesús lleva su cruz,
y nosotros la nuestra...
a quemarropa.

Leo al revés tu llanto
de una lágrima furtiva.
Al fin Dios deja
caer el rocío.

En la noche,
huele a flores,
perfume de mujer
se transporta mi pesar contigo madre.

¡Ya deja de ladrar
hiriente y feroz animal!

Tonta duda

¡¿Dios cambia?!, o ¿sigue siendo el mismo?...
Mirando las estrellas, eso me pregunto,
de repente una sigue su curso y se desvanece.
Así es la vida, netamente bella
como el garabato de tu sangre,
como la que pronto sana.
Estando sola en casa me cruzo con una abeja,
una de dulce zumbido se posa en el monitor y me asusta!
Hay demasiado mutismo y luego escucho el chirrido de una puerta,
los carros pasan y el viento que sopla, me refresca.
El humo hace formas extrañas que quisiera plasmar,
pero las escrituras dicen que hay que creer en Dios,
que él existe como creador, tiene toda sabiduría y que el hombre
no comprende, todas las cosas que solamente él puede entender,
y todo ello, respondió mi aprensión.


Ven amor

Estás tan cerca de mí, que huelo tu respiración
interactúo de tu olor,
bailamos y me sostienes por detrás,
deslizando tus manos con las mías,
tu perfil se confunde con el mío y casi te beso.
Sólo en mis sueños

Madera eres amor

Un pequeño lápiz no sabe a dónde ir
está asustado porque su madera se acaba
y no sabe de lo que está hecho.
Apunta hacia el papel como una luz fugaz,
donde apenas puede sostenerse entre mis manos,
tiembla y palidece. Alguien lo ha mordido
quizás un niño o cualquier adulto dentro del rayar
de la vida, tan sólo se deja llevar por el clima,
el viento y siente que lastima a todos,
por su pequeñez. Cada día que pasa su tamaño le afecta,
más y más, pensando que no sirve y que no podrá ser usado.
Que tonto lápiz, no se da cuenta de su importancia.
Deja notas increíbles, trazos de artistas, apuntes de éxito y
conocimiento, música, arte, fórmulas, amor y poesía, su gran amor,
el papel, son uno sólo sin medida, ambos vienen de la misma esencia,
son química y energía renovable. Son la sombra, uno del otro,
como los dedos sobre el piano, el sol al salir y la luna al entrar,
tus labios y los míos, así somos infinito lápiz, no te veas exiguo,
porque egregio...
y te amo.

Teclas profundas

Un mundo de puro pensar
de acordarnos de quien sea
que hayamos conocido
mirando mis lunares
cierro los ojos,
aunque tus dedos tocan el piano
en un bosque helado

Verde suspiro

A veces leo las revistas y me causan dolor sus imágenes,
niños en una carretera, cuales cadáveres, mujeres en
visto, vendiendo su templo sagrado, puntos de horror,
cacería de seres vivos,
la muerte es un trofeo inhóspito y absurdo.

¿Cómo un champú vale más que tu existencia?...

Nada es gratis en la vida, ni soñar siquiera.
Todo lo que tenemos es prestado, hasta el modo de caminar,
hasta nuestros subconscientes, cuando hay puntos blancos
sobre la madera de la mesa,
adornando sus líneas y trazos
frente a mí para darme un respiro, y así ver la belleza,
detrás de la espalda del hombre y el óxido sobre tu sábana.

Pensaba dibujar un rato y terminé deletreando,
de repente,
mi gato cruza el umbral de la sala, y desaparece.

Es como si no dejase de quererte, porque tengo ganas de ti.
Eso es natural, es la percepción de un consumidor,
tomar lo que desea para sí, a un costo cualquiera.

La pantalla de la tele se proyecta a lo lejos, en tú piel,
pareciera que te molestas dormido, saltas y das vueltas en la cama
sigilosa, ella es la que te arropa y no te deja vivir azulete.

Tú crees que la virgen te protege, roja carmesí, creo que termina
por decirte cosas al oído, ya que te conmueven muchas cosas intermitentes
y latentes de explosión.

Una bufanda verde cuelga de la silla de mimbre,
tiene todos los tonos de tus ojos, pero amarilla quisiera ser, y no se conforma
con lo que es.

La gaveta superior quedó abierta desde ayer, no esconde nada,
sólo el secador de cabello y otros objetos. Las puertas están pintadas color grama, salgo y entro por el pasto de Dios sin pensarlo, respetando su abundancia y amor infinito...

Zazen

De fondo una canción,
con tu aire refrescándome.
Me siento más mujer que nunca,
aunque mi hijo tiene los pies sucios
y pienso en tí.
Acaricio el papel como tu suave piel...
y una palabra llama a mi otra voz...

Fugaces

Una madre acaricia a su bebé,
enamorándose mutuamente,
él sin saber de la vida,
se queda dormido en su regazo.
Alguien desconocido pone música,
y no a todo el mundo le subyace.
La gente cuenta el dinero, y hay que aprender
a aceptar que nos necesitamos.
No vinimos ni estamos solos,
porque debemos enfrentar todo
con otra actitud. Yo puedo,
yo puedo descifrarlo,
vivir con la vida,
vivir por la vida,
ser la vida y
tener la vida.
Todos esos verbos unidos...
Me miraste y yo te miré,
un momento muy fugaz.
Huele rico tu perfume
y vislumbré tu aspecto
en general, porque la vida
es un milagro. Yo soy un milagro.
¿Por qué escribo hoy tan corto?
Vente niña, eso es lo que pasa.

Juntos

Hoy es un buen y calmado día para escribir
pero los tonos irritantes de tu teléfono
no me dejan pensar, aunque pienso más que nada en tí,
pero el dolor me saca y me abstrae, sólo en él.
Inédita y pusilánime,
fecundo palabras sin retórica ni transformación,
como tú en mi vida, siempre igualitario,
pero, con todo el peso de la luz.
Estoy confundida, ¿Me enamoré de tú alma,
o sólo es una mera y vaga ilusión?
El mar me empuja fuertemente hacia atrás,
pero debo seguir adelante, suspirando nubes.
Qué estúpido sueño estoy viviendo porque una
parte de mí quiere armar las piezas,
y otra, romperlas.
Hay días en los que ni a los grillos escucho,
mucho menos a mi voz, si es que alguien lo nota.
Por eso grito, grito muy fuerte, en silencio.
Sólo yo, puedo curarme y ambos soltar un pasado,
ambos morir juntos, tú en el sol del fuego
y yo en la luna del mar,
juntos cada vez más,
juntos cada vez menos.

En la cola del banco


Estoy feliz de estar en cualquier parte
sentada al borde del muro, contemplando a la gente
en modo de espera.

Un bebé llora de rabia, engreído... junto a un
un perro amarrado en un aviso
casi extrañando a su dueño,
los zapatos rojos de alguien, muy brillantes como
las manchas de mi piel, jugando con el libro
del señor de al lado, con su sombrero color beige
y camisa soleada; de repente, huele a supermercado,
todo fresco, todo fiel y mi tez morena refrescándose
con el aire tenue del espacio,
me recuesto en la columna de ladrillos, y no pensaba
sólo...leía. Quería alejarme y me senté bajo un rayo de sol
muy fuerte, un tanto más cómoda,
un tanto más elocuente, pero calurosa,
e intensa. Mis oídos captaban voces de traslados,
viajes y pasajes de travesías mundanas,
con cuentos de travesuras, pero mi estómago clamaba
a mis pies para salir muy pronto de allí.

viernes, 28 de febrero de 2020

Acceso Denegado


El elemento sorpresa
es como un acceso denegado,
por si acaso...
lo piensas.
Entra el frío por mí ventana,
y me congelan tus huellas.

No quiero perder tu señal
sin volarte los sesos
pero hierba mala nunca muere,
porque, además de ser mi favorito,
eres inaguantable.

Caí en la redada de tu cuerpo
y me involucro sin querer
cada vez más.

Amor felino

Cuando mi amor te entrego algo preciado desprecias, porque entre dormida siento que juegas con mi cabello o con uno de mis pies, comien...