viernes, 6 de marzo de 2020

Amor felino

Cuando mi amor te entrego
algo preciado desprecias,
porque entre dormida siento
que juegas con mi cabello o
con uno de mis pies, comiendo
un dulce pastel veraniego,
por supuesto que te amo
y te llamas kiwi, bola peluda
de ojos verdes que desenredas
mis miedos y arañas de ternura
amasando mi grandioso presente.

¡Ay!... el tiempo...

Pintando unos hierros observo
lo pálido que el tiempo retrocede o avanza.
Nada pero nada, vuelve a ser como antes
por culpa del reloj tic tac.
Un compás donde el destino nos une,
en miradas mi amor,
en gestos de ayuda,
en socorros de oración,
en suspiros enamorados,
en besos apasionados,
y en encuentros con Dios.

Sin todo y sin nada

Mientras escribo
una mujer desaparece
por amor a su hermana
porque verla, no puede más.

En su cabello frondoso
le caben girasoles
contando las canas
y grita: ¡la vida es sensacional!
sin retrasos, sin retornos,
tan sólo para tener a su bebé
o tomar un rico café...
entonces...
¿Qué viene después?
amarte hasta el revés...

jueves, 5 de marzo de 2020

Sin título

Escribir mis memorias
ayer me contaron una historia
eso no rima con nada
el vendedor de café no estaba.

Huele rico ese aroma
de frío y de madrugada
porque te gusta escuchar mis cuentos
mi gato está metido en mis zapatos negros

Hace rato se llevaron la basura
para luego amontonarla
mi Cristofué se alzó a lo lejos
y con sus alas se fue al cielo

Elevo la mirada y veo el verde manzana
 de las hojas de tus ojos
y me duele la frescura
de la uña pintada que suena

En Maracay se camina con ritmo
y las flacuras pasan de lo tumbao


Fragmentos de 30 años que no se van








Tú que eres un caminante extranjero y hoy te llevo yo, 





,




martes, 3 de marzo de 2020

Mi muñequita de la fuente

La muñeca de mi fuente estaba pálida y reluciente
tiene alas doradas y sombrero picudo
sus cabellos rojizos me recuerdan a la
Venus de Boticelli, y su pose
a una modelo de pasarela 
sosteniendo una enorme flor voluptuosa, 
anoche la pinté de azul cielo,
su vestido rosa combina con el de sus mejillas,
y el viento la roza.
Pero, no tiene agua en el fondo,
sólo conserva polvo su bebé,
el cual está en sus pies.
Mientras yo me duermo y la miro,
ella voltea y me regala una sonrisa,
porque le doy vida con tan sólo observarla,
o ¡ella me da vida a mí? 
la imagino bajando por las piedras
que la rodean, bailando un vals venezolano,
con su ser amado, sedientos secan su sudor.
Él no suelta su amor, él está siempre con ella.
Mueve lentamente sus alas, queriendo volar,
porque necesita volar y me agradece el gesto
con un guiño.
Ella está donde tiene que estar,
y es...feliz.
 

Mi gato

Mi gato duerme entre las uniones del sofá,
nunca en el medio,
como si el cuerpo le pesara.
Con la quijada hacia arriba
apunta como flecha al cielo.
Cruza las patas delanteras
cual aristócrata felino,
o filósofo sabiondo.
Peleó anoche con doña gata,
la de mi vecina,
y por enamora'o
sueña con ella.
Levanta sus patas y
las vuelve a cruzar.
Tiembla sudoroso por el perro
que lo persigue y se tapa
la cara avergonzado.
Enrolla su cola y en una posición extraña
idílica, descansa.
Dos niños gritan y espero su reacción,
me da risa, porque ni se inmuta.
Sus rayas negras se configuran unas con otras,
Se baña y concluyo,
de todos los animales,
 la vida de un gato, es feliz,

Bendito clavo

De una tabla de madera,
con un clavo me ensarté, ella era mala,
pues no quería soltarme,
y sollozante me enrosqué...
Ella no quería estar sola, la pobrecita
y con mi nalguita, se quiso quedar.
-¡A nadie le importo!,
sólo escarpias me hacen sentir aflicción,
ahora quiero hacerle sentir a ella lo que yo siento-, exclamó.
Yo seguía llorando, y de pronto,
un espectáculo,
la niña rodeada de mucha gente,
no me dejaba tocar, porque dolía
y expresaba mi miedo.
De pronto, me tomaron por sorpresa y me levantaron.
Se acabó nuestro sufrimiento pedazo de madera,
trocito de nalga.

La ventanita

La ventanita que yo quería para mirar los chismes
y la vida ajena, allí quedó sin construirse,
porque ya crecí.
En aquel momento era para reírse,
quizás pasaría la vecina con su esposo
o su niño con los zapatos rotos.

Tal vez la lluvia mojaría mis obras de arte
y las observaría con orgullo,
o el sol las rayaría con las nubes ¿quién sabe?
ya que nunca pude ver por mi ajimez.

Chachita

Los niños de ahora juegan video juegos
los de antes repartían periódicos, todos sucios,
cargaban leña pal' fogón ardiente
o alimentaban a las gallinas y los
puercos rosaditos.
Yo jugaba muñecas chinas, y cocinaba
cemerucas con tierra en mis tacitas de plástico.
¡Qué rica fruición, manjar de dioses!
escuchaba la voz de mi mamá a lo lejos:
-Niña, ¡venga a comer!, la más benevolente.
No iba sola, chachita me acompañaba...
¡a todas partes!

Tamarindo

En el solar caen las hojas de tamarindo,
de ése árbol frondoso, donde niños y adultos
mecían sonrisas y rondaban sueños.
Allí había un columpio;
-el de la cuca del pueblo-,
decía mi madre.
En tiempos feroces
subía a refugiarme,
como un pájaro en el nido,
luego ella gritaba:
-¡Bájate de allí muchacha, cuando llegues a la casa,
te agarro!-
Yo zarandeaba las ramas
y esquivaba los puyazos de vara.
Así aprovechaba de comer y escupirle las pepas,
y hasta las hojas aciditas me gustaban.
Árbol de mi infancia y la de muchos más,
que algunos, ya no están.
-¿Quieres aprender a subirte?-
Dijo aquel niño sucio y harapiento,
sin saber que fue la pregunta
más hermosa, porque me enseñó
a encaramarme,
paso a paso, con técnica y disciplina
hacia mis fantasías,
hacia ver alto,
rasgándome la piel.
Compartir con mis amigos y parentela,
jugando a ser grandes, a estar cerca de Dios
todo se hacía pequeño.
Quiero volver allá arriba, pero mutilaron por maldad,
tus razones, y no me dí cuenta.
En tu sombra hay paz, y en tus frutos,
recuerdos del ayer.
Para todos eras lo más importante,
te volviste casa, y nos disputábamos el lugar,
-¡Yo subo primero!, pero no había privilegios,
pertenecías a todos nosotros, y todos nosotros a tí,
piel con corteza,
corteza con piel.
Nos protegías sin saberlo,
cada paso, cada viento;
me abrazabas con mis hermanos,
los cristofué, arrendajos, paraulatas,
torditos y turpiales, hadas, abejas y mariposas.
Cuando lloraba, tú lo hacías también,
y si reía, más feliz te ponías... mi temeguindo,
con amor te llamaba.
-¿Qué quieres decirme?- te pregunto.
que yo también te extraño.
Que tu columpio, compañero de tantos años,
rojo cundeamor,
de tí, colgaban sus cadenas, y no te dolían,
amoroso árbol de frutos marrones y semillas casi negras.
-Quiero rejuvenecer, sacúdeme y sube otra vez-, me gritas.
-Yo te voy siempre a sostener, porque eres mi hermano, te digo.
Y todo queda en paz, mi protector, tamarindo.

sábado, 29 de febrero de 2020

Te presiento

Las chicharras pescan sueños
de Semana Santa.
El calor tuesta el cerebro,
donde Jesús lleva su cruz,
y nosotros la nuestra...
a quemarropa.

Leo al revés tu llanto
de una lágrima furtiva.
Al fin Dios deja
caer el rocío.

En la noche,
huele a flores,
perfume de mujer
se transporta mi pesar contigo madre.

¡Ya deja de ladrar
hiriente y feroz animal!

Tonta duda

¡¿Dios cambia?!, o ¿sigue siendo el mismo?...
Mirando las estrellas, eso me pregunto,
de repente una sigue su curso y se desvanece.
Así es la vida, netamente bella
como el garabato de tu sangre,
como la que pronto sana.
Estando sola en casa me cruzo con una abeja,
una de dulce zumbido se posa en el monitor y me asusta!
Hay demasiado mutismo y luego escucho el chirrido de una puerta,
los carros pasan y el viento que sopla, me refresca.
El humo hace formas extrañas que quisiera plasmar,
pero las escrituras dicen que hay que creer en Dios,
que él existe como creador, tiene toda sabiduría y que el hombre
no comprende, todas las cosas que solamente él puede entender,
y todo ello, respondió mi aprensión.


Ven amor

Estás tan cerca de mí, que huelo tu respiración
interactúo de tu olor,
bailamos y me sostienes por detrás,
deslizando tus manos con las mías,
tu perfil se confunde con el mío y casi te beso.
Sólo en mis sueños

Madera eres amor

Un pequeño lápiz no sabe a dónde ir
está asustado porque su madera se acaba
y no sabe de lo que está hecho.
Apunta hacia el papel como una luz fugaz,
donde apenas puede sostenerse entre mis manos,
tiembla y palidece. Alguien lo ha mordido
quizás un niño o cualquier adulto dentro del rayar
de la vida, tan sólo se deja llevar por el clima,
el viento y siente que lastima a todos,
por su pequeñez. Cada día que pasa su tamaño le afecta,
más y más, pensando que no sirve y que no podrá ser usado.
Que tonto lápiz, no se da cuenta de su importancia.
Deja notas increíbles, trazos de artistas, apuntes de éxito y
conocimiento, música, arte, fórmulas, amor y poesía, su gran amor,
el papel, son uno sólo sin medida, ambos vienen de la misma esencia,
son química y energía renovable. Son la sombra, uno del otro,
como los dedos sobre el piano, el sol al salir y la luna al entrar,
tus labios y los míos, así somos infinito lápiz, no te veas exiguo,
porque egregio...
y te amo.

Teclas profundas

Un mundo de puro pensar
de acordarnos de quien sea
que hayamos conocido
mirando mis lunares
cierro los ojos,
aunque tus dedos tocan el piano
en un bosque helado

Verde suspiro

A veces leo las revistas y me causan dolor sus imágenes,
niños en una carretera, cuales cadáveres, mujeres en
visto, vendiendo su templo sagrado, puntos de horror,
cacería de seres vivos,
la muerte es un trofeo inhóspito y absurdo.

¿Cómo un champú vale más que tu existencia?...

Nada es gratis en la vida, ni soñar siquiera.
Todo lo que tenemos es prestado, hasta el modo de caminar,
hasta nuestros subconscientes, cuando hay puntos blancos
sobre la madera de la mesa,
adornando sus líneas y trazos
frente a mí para darme un respiro, y así ver la belleza,
detrás de la espalda del hombre y el óxido sobre tu sábana.

Pensaba dibujar un rato y terminé deletreando,
de repente,
mi gato cruza el umbral de la sala, y desaparece.

Es como si no dejase de quererte, porque tengo ganas de ti.
Eso es natural, es la percepción de un consumidor,
tomar lo que desea para sí, a un costo cualquiera.

La pantalla de la tele se proyecta a lo lejos, en tú piel,
pareciera que te molestas dormido, saltas y das vueltas en la cama
sigilosa, ella es la que te arropa y no te deja vivir azulete.

Tú crees que la virgen te protege, roja carmesí, creo que termina
por decirte cosas al oído, ya que te conmueven muchas cosas intermitentes
y latentes de explosión.

Una bufanda verde cuelga de la silla de mimbre,
tiene todos los tonos de tus ojos, pero amarilla quisiera ser, y no se conforma
con lo que es.

La gaveta superior quedó abierta desde ayer, no esconde nada,
sólo el secador de cabello y otros objetos. Las puertas están pintadas color grama, salgo y entro por el pasto de Dios sin pensarlo, respetando su abundancia y amor infinito...

Zazen

De fondo una canción,
con tu aire refrescándome.
Me siento más mujer que nunca,
aunque mi hijo tiene los pies sucios
y pienso en tí.
Acaricio el papel como tu suave piel...
y una palabra llama a mi otra voz...

Fugaces

Una madre acaricia a su bebé,
enamorándose mutuamente,
él sin saber de la vida,
se queda dormido en su regazo.
Alguien desconocido pone música,
y no a todo el mundo le subyace.
La gente cuenta el dinero, y hay que aprender
a aceptar que nos necesitamos.
No vinimos ni estamos solos,
porque debemos enfrentar todo
con otra actitud. Yo puedo,
yo puedo descifrarlo,
vivir con la vida,
vivir por la vida,
ser la vida y
tener la vida.
Todos esos verbos unidos...
Me miraste y yo te miré,
un momento muy fugaz.
Huele rico tu perfume
y vislumbré tu aspecto
en general, porque la vida
es un milagro. Yo soy un milagro.
¿Por qué escribo hoy tan corto?
Vente niña, eso es lo que pasa.

Juntos

Hoy es un buen y calmado día para escribir
pero los tonos irritantes de tu teléfono
no me dejan pensar, aunque pienso más que nada en tí,
pero el dolor me saca y me abstrae, sólo en él.
Inédita y pusilánime,
fecundo palabras sin retórica ni transformación,
como tú en mi vida, siempre igualitario,
pero, con todo el peso de la luz.
Estoy confundida, ¿Me enamoré de tú alma,
o sólo es una mera y vaga ilusión?
El mar me empuja fuertemente hacia atrás,
pero debo seguir adelante, suspirando nubes.
Qué estúpido sueño estoy viviendo porque una
parte de mí quiere armar las piezas,
y otra, romperlas.
Hay días en los que ni a los grillos escucho,
mucho menos a mi voz, si es que alguien lo nota.
Por eso grito, grito muy fuerte, en silencio.
Sólo yo, puedo curarme y ambos soltar un pasado,
ambos morir juntos, tú en el sol del fuego
y yo en la luna del mar,
juntos cada vez más,
juntos cada vez menos.

En la cola del banco


Estoy feliz de estar en cualquier parte
sentada al borde del muro, contemplando a la gente
en modo de espera.

Un bebé llora de rabia, engreído... junto a un
un perro amarrado en un aviso
casi extrañando a su dueño,
los zapatos rojos de alguien, muy brillantes como
las manchas de mi piel, jugando con el libro
del señor de al lado, con su sombrero color beige
y camisa soleada; de repente, huele a supermercado,
todo fresco, todo fiel y mi tez morena refrescándose
con el aire tenue del espacio,
me recuesto en la columna de ladrillos, y no pensaba
sólo...leía. Quería alejarme y me senté bajo un rayo de sol
muy fuerte, un tanto más cómoda,
un tanto más elocuente, pero calurosa,
e intensa. Mis oídos captaban voces de traslados,
viajes y pasajes de travesías mundanas,
con cuentos de travesuras, pero mi estómago clamaba
a mis pies para salir muy pronto de allí.

viernes, 28 de febrero de 2020

Acceso Denegado


El elemento sorpresa
es como un acceso denegado,
por si acaso...
lo piensas.
Entra el frío por mí ventana,
y me congelan tus huellas.

No quiero perder tu señal
sin volarte los sesos
pero hierba mala nunca muere,
porque, además de ser mi favorito,
eres inaguantable.

Caí en la redada de tu cuerpo
y me involucro sin querer
cada vez más.

Amor felino

Cuando mi amor te entrego algo preciado desprecias, porque entre dormida siento que juegas con mi cabello o con uno de mis pies, comien...