martes, 3 de marzo de 2020

Tamarindo

En el solar caen las hojas de tamarindo,
de ése árbol frondoso, donde niños y adultos
mecían sonrisas y rondaban sueños.
Allí había un columpio;
-el de la cuca del pueblo-,
decía mi madre.
En tiempos feroces
subía a refugiarme,
como un pájaro en el nido,
luego ella gritaba:
-¡Bájate de allí muchacha, cuando llegues a la casa,
te agarro!-
Yo zarandeaba las ramas
y esquivaba los puyazos de vara.
Así aprovechaba de comer y escupirle las pepas,
y hasta las hojas aciditas me gustaban.
Árbol de mi infancia y la de muchos más,
que algunos, ya no están.
-¿Quieres aprender a subirte?-
Dijo aquel niño sucio y harapiento,
sin saber que fue la pregunta
más hermosa, porque me enseñó
a encaramarme,
paso a paso, con técnica y disciplina
hacia mis fantasías,
hacia ver alto,
rasgándome la piel.
Compartir con mis amigos y parentela,
jugando a ser grandes, a estar cerca de Dios
todo se hacía pequeño.
Quiero volver allá arriba, pero mutilaron por maldad,
tus razones, y no me dí cuenta.
En tu sombra hay paz, y en tus frutos,
recuerdos del ayer.
Para todos eras lo más importante,
te volviste casa, y nos disputábamos el lugar,
-¡Yo subo primero!, pero no había privilegios,
pertenecías a todos nosotros, y todos nosotros a tí,
piel con corteza,
corteza con piel.
Nos protegías sin saberlo,
cada paso, cada viento;
me abrazabas con mis hermanos,
los cristofué, arrendajos, paraulatas,
torditos y turpiales, hadas, abejas y mariposas.
Cuando lloraba, tú lo hacías también,
y si reía, más feliz te ponías... mi temeguindo,
con amor te llamaba.
-¿Qué quieres decirme?- te pregunto.
que yo también te extraño.
Que tu columpio, compañero de tantos años,
rojo cundeamor,
de tí, colgaban sus cadenas, y no te dolían,
amoroso árbol de frutos marrones y semillas casi negras.
-Quiero rejuvenecer, sacúdeme y sube otra vez-, me gritas.
-Yo te voy siempre a sostener, porque eres mi hermano, te digo.
Y todo queda en paz, mi protector, tamarindo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Amor felino

Cuando mi amor te entrego algo preciado desprecias, porque entre dormida siento que juegas con mi cabello o con uno de mis pies, comien...